El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reunió en Londres con su homólogo ruso, Dmitry Medvedev, y acordaron reanudar las negociaciones sobre la reducción de ojivas nucleares. Estas conversaciones entre Washington y Moscú serán las primeras en más de una década que girarán en torno al tema de la reducción de armas nucleares.
De acuerdo con Obama, antes del encuentro en Londres se reflejaron diferencias clave entre ambos gobiernos, pero también afloró una amplia gama de intereses en común. "Considero que lo que hoy hemos iniciado es un diálogo muy constructivo que nos permitirá trabajar en temas de mutuo interés, como la reducción de armas nucleares y el fortalecimiento de nuestros tratados de no proliferación; la lucha contra el terrorismo y el extremismo, que amenaza a ambos países; nuestro mutuo interés en la estabilidad económica y en el restablecimiento del crecimiento en todo el mundo; nuestro interés común en promover la paz y la estabilidad en zonas como el Medio Oriente", dijo el presidente estadounidense.
En un comunicado conjunto, los mandatarios señalaron que los negociadores reportarán cualquier progreso en julio y que promoverán un nuevo acuerdo sobre control de armas antes de que el actual expire en diciembre.
Menos armas
El objetivo, según ambos gobiernos, es reemplazar el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START 1, por sus siglas en inglés) por uno que establezca una reducción de armas.
Todo apunta a que ambas naciones quieren disminuir un tercio el número de armas. El canciller de Rusia, Sergey Lavrov, y la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, se reunieron en marzo.
De acuerdo con Jonathan Marcus, esta reunión bilateral, paralela al G-20, es la primera señal tangible de un nuevo giro en las relaciones entre Moscú y Washington, impulsado por el gobierno de Obama. Pese al humo blanco que podría salir entre los dos rivales históricos, es evidente que Moscú y Washington no estarán de acuerdo en todos los temas. La invasión rusa a Georgia es todavía un tema que despierta susceptibilidades.
Como indica Marcus, ambos gobiernos tienen algo que el otro quiere. Estados Unidos necesita la ayuda de Rusia para el establecimiento de rutas de aprovisionamiento hacia Afganistán. Asimismo, la Casa Blanca también desea la diplomacia rusa para redoblar la presión sobre Irán, país cuyo programa nuclear es polémico para Estados Unidos. Por otra parte, Rusia busca volver a ser percibido como un actor clave en el panorama geopolítico internacional. Está previsto que el líder de la Casa Blanca visite Moscú, en julio.
De acuerdo con Obama, antes del encuentro en Londres se reflejaron diferencias clave entre ambos gobiernos, pero también afloró una amplia gama de intereses en común. "Considero que lo que hoy hemos iniciado es un diálogo muy constructivo que nos permitirá trabajar en temas de mutuo interés, como la reducción de armas nucleares y el fortalecimiento de nuestros tratados de no proliferación; la lucha contra el terrorismo y el extremismo, que amenaza a ambos países; nuestro mutuo interés en la estabilidad económica y en el restablecimiento del crecimiento en todo el mundo; nuestro interés común en promover la paz y la estabilidad en zonas como el Medio Oriente", dijo el presidente estadounidense.
En un comunicado conjunto, los mandatarios señalaron que los negociadores reportarán cualquier progreso en julio y que promoverán un nuevo acuerdo sobre control de armas antes de que el actual expire en diciembre.
Menos armas
El objetivo, según ambos gobiernos, es reemplazar el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START 1, por sus siglas en inglés) por uno que establezca una reducción de armas.
Todo apunta a que ambas naciones quieren disminuir un tercio el número de armas. El canciller de Rusia, Sergey Lavrov, y la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, se reunieron en marzo.
De acuerdo con Jonathan Marcus, esta reunión bilateral, paralela al G-20, es la primera señal tangible de un nuevo giro en las relaciones entre Moscú y Washington, impulsado por el gobierno de Obama. Pese al humo blanco que podría salir entre los dos rivales históricos, es evidente que Moscú y Washington no estarán de acuerdo en todos los temas. La invasión rusa a Georgia es todavía un tema que despierta susceptibilidades.
Como indica Marcus, ambos gobiernos tienen algo que el otro quiere. Estados Unidos necesita la ayuda de Rusia para el establecimiento de rutas de aprovisionamiento hacia Afganistán. Asimismo, la Casa Blanca también desea la diplomacia rusa para redoblar la presión sobre Irán, país cuyo programa nuclear es polémico para Estados Unidos. Por otra parte, Rusia busca volver a ser percibido como un actor clave en el panorama geopolítico internacional. Está previsto que el líder de la Casa Blanca visite Moscú, en julio.
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