Después de dos años de excavación en la gran Acrópolis de San Andrés, en el departamento de La Libertad, El Salvador, se determinó que el sector era exclusivo para los gobernantes y sus familiares. Un túnel de 7 metros de profundidad conduce a las entrañas de la capital de un señorío Maya.
La excavación subterránea que tiene 70 metros de longitud se inició en enero de 2007, al pie de la pirámide número tres, donde se constató la existencia de escalinatas y algunas partes de las estructuras antiguas.
"Hasta la fecha hemos documentado parte de dos pirámides y una estructura larga que fue hecha en varias etapas en el lado norte de la plaza central", expresó Paul Amaroli, arqueólogo encargado de las excavaciones y miembro de la Fundación Nacional de Arqueología de El Salvador (Fundar).
Ingresar al pasadizo es simplemente trasladarse en el tiempo, debido que en sus oscuras y húmedas paredes aún se puede observar la técnica de relleno que usaron nuestros antepasados para la conservación de las estructuras, que datan de hace aproximadamente 600 años d. C, del período clásico tardío y que fueron hechas de barro, cuyo olor aún se percibe en el ambiente.
La excavación del túnel en esta etapa finaliza en la estructura número cuatro, frente a la mayor pirámide del sitio arqueológico de San Andrés, la que se denomina "La campana".
Según explicó Amaroli, los gobernantes decidieron renovar "el corazón de su ciudad", por lo cual ordenaron rellenar la Gran Plaza, pirámides y el Palacio Real con unos 600 mil ladrillos de adobe, logrando la construcción de una plataforma alta.
Investigación
Esta excavación (túnel) inició a partir de la investigación que empezó el estadounidense Richard Crane en 1978, quien descubrió las escalinatas que conducen hacia la estructura tres.
Representantes de Fundar dejaron entrever la posibilidad de permitir el ingreso al público, pero no se aventuraron a dar una fecha exacta.
Hasta el momento dentro del corredor se han hallado nada más dos ofrendas: una de un felino juvenil, el cual probablemente se trataba de un tigrillo u ocelote, y otra de un ave de rapiña que no se ha podido identificar.
Otro hallazgo fue el descubrimiento de un cráneo de un hombre -único resto humano encontrado en el lugar- con la frente deformada y con incrustaciones en los dientes, el cual permanece en la salas de exhibición del parque arqueológico.
Se cree que en el lugar pudieron ser enterrados familiares de los gobernadores, pero hasta la fecha no ha localizado ninguna tumba prehispánica, detalló el experto.
Fundar planea continuar con la excavación, rodeando las estructuras para obtener mayor información sobre el recinto de los antepasados pertenecientes a la elite prehispánica.
La excavación subterránea que tiene 70 metros de longitud se inició en enero de 2007, al pie de la pirámide número tres, donde se constató la existencia de escalinatas y algunas partes de las estructuras antiguas.
"Hasta la fecha hemos documentado parte de dos pirámides y una estructura larga que fue hecha en varias etapas en el lado norte de la plaza central", expresó Paul Amaroli, arqueólogo encargado de las excavaciones y miembro de la Fundación Nacional de Arqueología de El Salvador (Fundar).
Ingresar al pasadizo es simplemente trasladarse en el tiempo, debido que en sus oscuras y húmedas paredes aún se puede observar la técnica de relleno que usaron nuestros antepasados para la conservación de las estructuras, que datan de hace aproximadamente 600 años d. C, del período clásico tardío y que fueron hechas de barro, cuyo olor aún se percibe en el ambiente.
La excavación del túnel en esta etapa finaliza en la estructura número cuatro, frente a la mayor pirámide del sitio arqueológico de San Andrés, la que se denomina "La campana".
Según explicó Amaroli, los gobernantes decidieron renovar "el corazón de su ciudad", por lo cual ordenaron rellenar la Gran Plaza, pirámides y el Palacio Real con unos 600 mil ladrillos de adobe, logrando la construcción de una plataforma alta.
Investigación
Esta excavación (túnel) inició a partir de la investigación que empezó el estadounidense Richard Crane en 1978, quien descubrió las escalinatas que conducen hacia la estructura tres.
Representantes de Fundar dejaron entrever la posibilidad de permitir el ingreso al público, pero no se aventuraron a dar una fecha exacta.
Hasta el momento dentro del corredor se han hallado nada más dos ofrendas: una de un felino juvenil, el cual probablemente se trataba de un tigrillo u ocelote, y otra de un ave de rapiña que no se ha podido identificar.
Otro hallazgo fue el descubrimiento de un cráneo de un hombre -único resto humano encontrado en el lugar- con la frente deformada y con incrustaciones en los dientes, el cual permanece en la salas de exhibición del parque arqueológico.
Se cree que en el lugar pudieron ser enterrados familiares de los gobernadores, pero hasta la fecha no ha localizado ninguna tumba prehispánica, detalló el experto.
Fundar planea continuar con la excavación, rodeando las estructuras para obtener mayor información sobre el recinto de los antepasados pertenecientes a la elite prehispánica.
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