lunes, 4 de mayo de 2009

Futbol salvadoreño, casi se va el Alianza.

Ver al Alianza en la segunda división es una posibilidad que todavía se puede convertir en una realidad. El histórico, el “grande”, el laureado, el ocho veces campeón se juega la vida el próximo domingo en la última fecha ante Juventud Independiente, sabiendo que a lo más que puede aspirar es al repechaje (el primero en su historia), y evitarlo ya no le es posible. Su derrota ante el FAS 2-1 y la del Juventud 0-3 ante el Águila dictaron sentencia.
Ayer, los albos pudieron haber cambiado esta realidad en Santa Ana. Por 16 minutos se pusieron a un punto de Balboa, descendieron directamente a “la Juve” y tuvieron la opción de salvarse de la repesca en el Cuscatlán. Pero al final salieron del Quiteño con la resignación de ver cómo de nuevo un equipo le daba vuelta al marcador y terminaba sonriendo en su cara, algo que les ha sucedido en varias jornadas y ha dolido tanto que les ha tocado el orgullo, de jugadores y afición, que ayer se retir bajo los gritos de “ya te vas, ya te vas, a segunda ya te vas”.
Jonathan Barrios y Francisco Portillo demostraron que ya no aguantan más. Ambos jugadores no soportaron que Emerson Umaña los provocara al final del partido y se fueron expulsados junto al fasista y serán bajas en el último, y más importante, partido del torneo para los blancos, el que determinará su suerte, el que los puede enviar a segunda o salvar hasta disputar la permanencia con el subcampeón de la liga de plata.
Al menos, Alianza parte con la ventaja de tener dos puntos más que su siguiente rival en la tabla acumulada —30 y 32—, por lo que un empate el domingo es bueno para ellos. El problema principal es que ni siquiera poniéndose arriba en el marcador Alianza puede ganar. Como contra Vista Hermosa, en la jornada 14, el marcar primero por intermedio de Rodolfo Zelaya (al minuto 20) no le significó ninguna garantía, porque FAS —que vuelve a meterse en zona de clasificación, al acumular 26 puntos, y depende de sí mismo para estar en las semifinales— fue de atrás hacia adelante y aprovechó yerros defensivos en jugadas estacionarias para cuidar su localía y ponerse a una victoria de entrar a la siguiente fase. Los santanecos dependen de sí mismos, para su suerte.
Pero los que no han contado con una sola gota de suerte a lo largo de las 17 fechas anteriores son los blancos. Y es que los albos en el torneo han pagado caro el no tener mucho poder ofensivo, depender demasiado de lo que hace Rodolfo Zelaya y ser demasiado frágiles en defensa; tanto que hasta regalan los goles en su propia puerta y no saben hacerlos en la del rival.
Ayer, el brasileño Juliano Rangel, que regresó a la alineación titular después de pagar dos partidos de suspensión, tuvo el infortunio de anotar en contra cuando intentó despejar una pelota que ya antes había rechazado su portero. El gol valió para el empate de FAS. “Eso es lo que nos ha pasado en todo el torneo, desconcentraciones en los inicios de los partidos, en los inicios de cada tiempo y (ahora) tenemos que jugarnos nuestra última carta en el último partido”, explicó el capitán de los paquidermos, Ramón Sánchez.
No fue el único fallo, porque recién iniciado el segundo tiempo, el paraguayo Oswaldo Mendoza aprovechó —como hizo también Atlético Balboa en la jornada 16— un tiro de esquina para meter su pierna derecha y marcar por segundo juego consecutivo, ingresando como cambio.
Mendoza no solo catalpultó a FAS al cuarto lugar, sino que desesperó al Alianza, que todo el segundo tiempo se la pasó jugando a conseguir una épica —tan de moda que se ha puesto la palabra— y luchó con ganas, orgullo, coraje y amor propio, pero no le alcanzó, porque aunque todas esas cualidades le sobran, le faltó orden, ideas, paciencia, tranquilidad, desbordar las bandas y más picardía, entre otras cosas.
Ni teniendo tres cuartas partes de cancha a su favor, por el repliegue de los fasistas —que con la ventaja jugaron al contragolpe—, Alianza supo encontrar la vía. Que entraran Abraham Amaya, José Martínez y Herbert Sosa opacó el regreso de Umaña (después de casi dos meses lesionado), que no se pudo traducir en llegadas u ocasiones de gol.
Lo más cerca que estuvieron los blancos de conseguir hacer daño fue en un posible penalti sufrido por Chepe, que el árbitro Marlon Alfonso Mejía no se atrevió a señalar. El que sí debe atreverse más es Alianza en la siguiente fecha; de lo contrario, le tocarán las golondrinas.

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