jueves, 15 de mayo de 2008

¿Si hablamos, nos entendemos?

El desarrollo de este tema no tiene ningún propósito en particular sino simplemente plantear un aspecto que nos rodea todos los días y que si lo sabemos utilizar adecuadamente nos puede permitir alcanzar grandes beneficios en muchas de nuestras tareas cotidianas, ya sea como profesionales, vendedores, promotores, catedráticos o simplemente como personas.
Estudiar el arte de la comunicación requiere de mucho tiempo y muchas experiencias acumuladas a través de cada una de las ciencias que aportan y rigen este especial medio de “entendimiento” entre las personas.
Cuando nuestra raza humana era muy joven, las comunicaciones se basaron principalmente en señas, dibujos y hasta sonidos un poco extraños, sin embargo conforme la historia fue desarrollándose aparecieron los primeros símbolos gráficos que dieron origen a la escritura y aquellos “sonido extraños” pasaron a ser parte de la fonética que acompaña a las palabras que ahora pronunciamos y que nos permiten comunicarnos.
Me imagino que estarán preguntándose para que mencione todo esto…simple, para recordar que la manera que hoy tenemos para comunicarnos es el resultado de muchos, pero muchos años de evolución, desarrollo y perfeccionamiento de lo que hoy llamamos “comunicación”, la cual continua evolucionando, pero el propósito no es señalar los años de desarrollo de las comunicaciones sino centrarnos en uno de tantos estadios en los cuales la comunicación es esencial para nuestra vida, exacto, las relaciones personales.
Cuando hablamos hacemos uso un sistema de comunicación ya sea simple o complejo, pero con un objetivo fundamental, transmitir un mensaje y obtener una respuesta, ya sea de nuestro jefe, de un amigo, de un familiar o de aquella persona que nos motiva a conversar más “de cerca” que de costumbre, en otras palabras nuestra pareja.
Tal y como lo señale al inicio de este escrito, la comunicación puede brindarnos muchas satisfacciones siempre y cuando logremos transmitir nuestro mensaje de forma adecuada y en el momento indicado, pero ¿qué pasa cuando simplemente hablamos y no comunicamos?, aquí las respuestas pueden ser muy diversas y con diferentes impactos, por ejemplo, un anuncio de una persona recomendando hacer ejercicio nos puede transmitir la idea de lo importante que es llevar una vida saludable; otro anuncio explicando una tragedia puede generar reacciones de incertidumbre, preocupación y hasta caos, es por ello que hay que ser muy prudentes en lo que comunicamos.
Cuantos de nosotros no tenemos amigos o una pareja con la cual durante las conversaciones nos hemos visto frente situaciones difíciles e incómodas cuando al tratar de transmitir un mensaje nos enfrentamos al hecho que el mismo fue mal recibido o mal interpretado por nuestra pareja o amigo y lo que es mas complicado es que ello nos genera problemas de forma directa y hasta dolorosa, razón por la cual nos obliga a tener que actuar preventivamente si queremos reducir esos malos momentos y generar una verdadera comunicación.
Ahora me surge una nueva inquietud, ¿quién es el responsable del éxito de una conversación? considero que a fuerza de ser justos, esta responsabilidad es compartida tanto por el emisor como el receptor del mensaje, sin embargo, en el caso de una relación de pareja es un caso particular pues existen situaciones dentro de la misma que pueden favorecer o entorpecer la comunicación entre la pareja, por ejemplo, si la relación se encuentra en un mal momento debería esperarse que la comunicación no será la ideal y por el contrario se prestará a complicar aun más el mal momento; si vemos una relación en un momento intermedio, la comunicación será fluida pero quizás de muy poca relevancia; por el contrario, si la relación vive un buen momento, los mensajes serán transmitidos de manera efectiva y con resultados positivos, pero como podrá notarse las posibilidades de enfrentar un problema en la transmisión de un mensaje siempre estará latente en toda conversación.
El reto es entonces mantener un proceso de mejora continua, de empatía, de escucha asertiva, pero por sobre todo de una buena disposición por disfrutar de una buena conversación.
Algunos elementos que pueden ayudar a mejorar la comunicación son: una buena transmisión de los mensajes; no establecer prejuicios antes de tiempo; tener paciencia; saber escuchar; disposición para entender las ideas que nos transmiten; utilizar la retroalimentación como mecanismo de consulta; pero sobre todo entender que la comunicación es un proceso de aprendizaje que cuando se logra desarrollar nos permite disfrutar de una buena conversación y de una buena compañía.

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