miércoles, 25 de agosto de 2010

El efecto amarillo en la economía.

El crecimiento de China, que destronó a Japón del rango de segunda economía mundial, reaviva en Estados Unidos el espectro del “peligro amarillo”: el temor de que el actual campeón de la economía global sea a su vez desplazado por su arrollador rival asiático. Los analistas se preguntan si la economía estadounidense, enormemente endeudada y menos vigorosa deberá abandonar su título de primera potencia mundial que ocupa desde hace cerca de un siglo.
Ello sucederá probablemente desde 2020, según proyecciones publicadas en junio por el Banco Mundial, institución presidida por un estadounidense y cuyo jefe de economistas es un ciudadano chino. La perspectiva obsesiona a buena parte de los estadounidenses. Un exitoso documental sobre la deuda exhibido en plena crisis financiera en 2008, “I.O.U.S.A.” (I Owe You, frase usada en reconocimiento de deuda), representaba a Estados Unidos como la “ciudad de la cigarra”, a punto de ser comprada por los habitantes de la “ciudad de las hormigas”, los industriosos chinos.
Este sombrío presagio tiene un sabor conocido para los estadounidenses de más de 60 años. En los años ochenta, Estados Unidos registraba un déficit comercial creciente con Japón. El yen se apreciaba y los bancos nipones compraban activos financieros estadounidenses. El boom japonés tuvo un ciclo bajo en los años noventa, asfixiado por años de sobreinversión y créditos desmesurados.
En 2008, los japoneses perdieron su liderazgo como primeros acreedores extranjeros del Estado federal estadounidense, en beneficio de los chinos, que reinvierten los dólares acumulados como exportadores.
Ojo con la moneda
Uno de los críticos actualmente más severos de Pekín es el premio Nobel de Economía estadounidense Paul Krugman. “Lo que hace China equivale a una política comercial predatoria, el tipo de cosas que debería impedir la amenaza de sanciones”, afirmó en su blog, publicado por el cotidiano The New York Times.
Según Michael Pettis, un ex operador de Wall Street hoy profesor en la universidad de Pekín, China comete errores que conducen a una situación sin salida.
“Hay al menos alguna posibilidad de que la política que llevó tanto al ascenso vertiginoso de Japón como a su también vertiginosa caída se repitan en China”, escribió.
Estados Unidos prescindirá más fácilmente de los dólares que le prestan los chinos que de las exportaciones hacia el país más poblado del mundo, argumenta Pettis. “La idea de que Estados Unidos o cualquier otro país ‘necesita’ financiación extranjera no tiene sentido. El mundo no está urgido de capital. Necesita consumo”, afirmó el experto.

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