El Barcelona desplegó ante el Málaga (6-0) todas las virtudes que lo tienen como líder de la Liga y castigó al equipo revelación del campeonato con un fútbol coral que permitió anotar a todos sus delanteros.
Se divirtió de lo lindo el Barça a costa de un Málaga que entregó la cuchara en cuanto recibió un gol, sin argumentos frente al vendaval del líder, que ofreció un amplio catálogo de recursos: ocupó el campo con criterio, presionó con fiereza la salida de balón del Málaga, se adueñó de la pelota y desplegó un juego exquisito, a tono con sus mejores días; firme en defensa, imparable cuando enfoca la portería rival.
Aplicando punto por punto los consejos de su técnico, el Barça no se dejó despistar por los aires de la Champions. Se puso manos a la obra desde el primer minuto y vivió instalado en la frontal del área del Málaga.
El descorche
El líder buscó el gol con empeño. La movilidad de sus jugadores fue su mejor argumento con el empate a cero. Eto'o retrasó su posición para ejercer de boya en la delantera, con Iniesta y Xavi como motores del equipo. Con los papeles cambiados, el camerunés asistió a Xavi, encargado de aprovechar el hueco creado por su compañero, para batir a Iñaki Goitia. El Málaga firmó entonces su rendición.
En cuanto descorchó el partido, el Barça fue un equipo pletórico y voraz. Funcionó de maravilla desde el lateral derecho al extremo izquierdo, en un excelente ejercicio futbolístico que le permitió irse al descanso con un 4-0 en el marcador.
Al gol de Xavi siguió otro espectacular de Messi. Ya no es noticia en el argentino, que cose el balón al pie con la suavidad de una bailarina. El argentino irrumpió desde la banda derecha, superó con un precioso quiebro al luso Rosario y disparó, seco, a la escuadra del Málaga.
Henry y Eto'o se sumaron a la fiesta, asistidos ambos por Xavi, un lince que explotó las filtraciones de la defensa del Málaga para repartir goles.
Con la victoria en el bolso, el Barça afrontó la segunda parte con un ritmo frenético. Anotó dos goles más ante la pasividad del Málaga, incapaz de encontrar referencias en el Camp Nou. El quinto gol del Barça fue un regalo de Iniesta a Dani Alves, que peinó un delicioso pase del volante ante la media salida de Goitia. En el sexto, Eto'o aprovechó la asistencia de Henry tras un mal rechace del portero del Málaga.
Fue una noche agradable para el Barcelona.
La lesión de Iniesta finiquitó el partido. Sus compañeros levantaron el pie del acelerador, más pendientes de la enfermería que del balón. El Málaga se estiró unos metros, llegó a rozar incluso el gol del honor en un remate de Salva, pero acabó condenado por el marcador y cohibido por la fortaleza de un líder que camina con tanta solidez como brillo.
Se divirtió de lo lindo el Barça a costa de un Málaga que entregó la cuchara en cuanto recibió un gol, sin argumentos frente al vendaval del líder, que ofreció un amplio catálogo de recursos: ocupó el campo con criterio, presionó con fiereza la salida de balón del Málaga, se adueñó de la pelota y desplegó un juego exquisito, a tono con sus mejores días; firme en defensa, imparable cuando enfoca la portería rival.
Aplicando punto por punto los consejos de su técnico, el Barça no se dejó despistar por los aires de la Champions. Se puso manos a la obra desde el primer minuto y vivió instalado en la frontal del área del Málaga.
El descorche
El líder buscó el gol con empeño. La movilidad de sus jugadores fue su mejor argumento con el empate a cero. Eto'o retrasó su posición para ejercer de boya en la delantera, con Iniesta y Xavi como motores del equipo. Con los papeles cambiados, el camerunés asistió a Xavi, encargado de aprovechar el hueco creado por su compañero, para batir a Iñaki Goitia. El Málaga firmó entonces su rendición.
En cuanto descorchó el partido, el Barça fue un equipo pletórico y voraz. Funcionó de maravilla desde el lateral derecho al extremo izquierdo, en un excelente ejercicio futbolístico que le permitió irse al descanso con un 4-0 en el marcador.
Al gol de Xavi siguió otro espectacular de Messi. Ya no es noticia en el argentino, que cose el balón al pie con la suavidad de una bailarina. El argentino irrumpió desde la banda derecha, superó con un precioso quiebro al luso Rosario y disparó, seco, a la escuadra del Málaga.
Henry y Eto'o se sumaron a la fiesta, asistidos ambos por Xavi, un lince que explotó las filtraciones de la defensa del Málaga para repartir goles.
Con la victoria en el bolso, el Barça afrontó la segunda parte con un ritmo frenético. Anotó dos goles más ante la pasividad del Málaga, incapaz de encontrar referencias en el Camp Nou. El quinto gol del Barça fue un regalo de Iniesta a Dani Alves, que peinó un delicioso pase del volante ante la media salida de Goitia. En el sexto, Eto'o aprovechó la asistencia de Henry tras un mal rechace del portero del Málaga.
Fue una noche agradable para el Barcelona.
La lesión de Iniesta finiquitó el partido. Sus compañeros levantaron el pie del acelerador, más pendientes de la enfermería que del balón. El Málaga se estiró unos metros, llegó a rozar incluso el gol del honor en un remate de Salva, pero acabó condenado por el marcador y cohibido por la fortaleza de un líder que camina con tanta solidez como brillo.
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