lunes, 30 de marzo de 2009

Los defectos de la selección de Costa Rica.

El rival de El Salvador el próximo miércoles no es invencible, pese a que en la ronda anterior ganó ambos encuentros. Tiene defectos. Y fueron evidentes el sábado, ante México, en el Azteca.
Uno de ellos fue el nefasto partido que realizaron sus jugadores por la izquierda, especialmente el marcador Junior Díaz Campbell, del Wisla Cracovia polaco, que no solamente se mostraba inoperante en la marca, sino también nervioso en el control del balón.
William Sunsing tampoco fue una maravilla y pocas veces se animó a superar en los desbordes a Ricardo Osorio. El Salvador debería apostarle su estrategia al ataque por la derecha para el compromiso en San José del próximo miércoles, ya que lo que se vio en el Azteca es que Costa Rica sufre mucho en ese sector del campo.
Celso Borges era el encargado de recibir el balón y darle la salida limpia a su equipo. Es muy posible que el miércoles, con el regreso de Walter Centeno, Borges pierda su lugar en el once inicial. El repatriado Óscar Rojas, del Morelia mexicano, se ocupó de la banda derecha e intentaba mantener alerta a Andrés Guardado, pero este duelo se decantó a favor del extremo del Deportivo de La Coruña. Con esta fórmula, Costa Rica se mostró como un equipo serio y ordenado... hasta que llegó el primer gol. Es decir, duró 19 minutos.
Al estar abajo en el marcador, Kenton decidió cambiar su esquema. Sacó del campo a su único contención puro, Óscar Granados, bajó a esa zona a Bryan Ruiz y dio ingreso a Álvaro Saborío, el delantero centro del Sion de Suiza. La idea era darle más compañía a Andy Furtado, pero la idea no funcionó y causó más desgaste en Ruiz, que si bien mantenía un importante control del esférico, se ubicaba muy lejos de la zona prometida.
Las cosas empeoraron con el penalti del 2-0. Kenton realizó dos cambios ofensivos más que terminaron por abrir grandes espacios a México. Pablo Brenes sustituyó a Sunsing y Armando Alonso ingresó en lugar del lateral derecho Roy Myrie. De pronto, Costa Rica tuvo en el campo a cuatro delanteros y ni por esas logró asustar a México.

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