Y allí está el Real Madrid. Con todo lo que ha dejado esta temporada, con la salida tumultuosa de Schuster, los errores dirigenciales que expusieron un deseo atropellado por ganar a toda costa sin importar cómo, con la sobriedad del manchego Ramos. El cómo no se ha cuestionado a orillas de la Castellana. El fondo es ganar, aunque la forma sea distante a la historia de un club padrino del fútbol espectáculo.
Repasar la temporada del Real Madrid obliga a recordar que el plantel nunca se armó como lo pidió su técnico. Schuster pidió a Diego y le llevaron a Van der Vaart, quería a Alves y vio cómo el brasileño pasaba al Barcelona. Se vio metido en una novela que terminó sin el gran prometido y con Robinho escapando por la puerta de atrás.
Así arranca el Real Madrid a buscar victorias más que la consolidación de un juego que atraiga a los habituales del Bernabéu. En el camino se perdió el vinculo que el vestuario tuvo con el alemán y que en su momento los llevó al título de Liga. Ganó posiciones políticas la figura de Raúl y el desliz filosófico de Schuster. Creer que en el Camp Nou es imposible ganar, por más que fuera cierto, fue la horca para Bernardo.
Juande llegó de la mano de Raúl, comparten representante. Y después una racha subestimada por lo sublime del juego del rival. En el fondo, han sido los resultados los que le han permitido seguir la estela del Barcelona. Este Madrid todavía respira del tanque “capelliano” que permitió en su momento el “juntos podemos” de aquella Liga de don Fabio.
El fútbol es de sensaciones y da la sensación que el Real Madrid juega más con el corazón que con la pelota. A estas alturas de la temporada, se necesita mucho corazón.
Repasar la temporada del Real Madrid obliga a recordar que el plantel nunca se armó como lo pidió su técnico. Schuster pidió a Diego y le llevaron a Van der Vaart, quería a Alves y vio cómo el brasileño pasaba al Barcelona. Se vio metido en una novela que terminó sin el gran prometido y con Robinho escapando por la puerta de atrás.
Así arranca el Real Madrid a buscar victorias más que la consolidación de un juego que atraiga a los habituales del Bernabéu. En el camino se perdió el vinculo que el vestuario tuvo con el alemán y que en su momento los llevó al título de Liga. Ganó posiciones políticas la figura de Raúl y el desliz filosófico de Schuster. Creer que en el Camp Nou es imposible ganar, por más que fuera cierto, fue la horca para Bernardo.
Juande llegó de la mano de Raúl, comparten representante. Y después una racha subestimada por lo sublime del juego del rival. En el fondo, han sido los resultados los que le han permitido seguir la estela del Barcelona. Este Madrid todavía respira del tanque “capelliano” que permitió en su momento el “juntos podemos” de aquella Liga de don Fabio.
El fútbol es de sensaciones y da la sensación que el Real Madrid juega más con el corazón que con la pelota. A estas alturas de la temporada, se necesita mucho corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario