martes, 2 de junio de 2009

Caminos a la Prosperadad en las Américas, Reunión de San Salvador.

La toma de posesión del nuevo Presidente en El Salvador es un testimonio a la fuerza y durabilidad de la democracia en las Américas. Desde la elección de Mauricio Funes este año, hemos sido testigos de una transferencia de poder pacífica entre dos partidos que solían estar en pugna, y un gobierno que acata la voluntad del pueblo salvadoreño. En el resto del hemisferio occidental, las elecciones democráticas y las economías de mercado libre se han convertido en la norma a lo largo de los últimos 15 años. Estos desarrollos hablan del dinamismo de nuestra región y su potencial de mostrar mayor liderazgo global en el Siglo XXI.
Pero mientras celebramos este progreso, también debemos de reconocer lo que el Presidente Obama ha denominado "un momento crítico para los pueblos de las Américas". Para realizar todo el potencial de los pueblos de la región, debemos construir sobre los logros en las urnas electorales, y asegurar que la democracia y los mercados libres cumplan con su promesa, y traigan consigo mayores oportunidades y beneficios materiales para la gente de todos los niveles sociales.
La urgencia de esta tarea se acentúa por la recesión económica global. En nuestra región la brecha de ingresos continúa ampliándose; muy pocas niñas y niños terminan su educación; las mujeres, los agricultores rurales, las personas de ascendencia africana y los indígenas continúan atrapados en los niveles más bajos de la escala económica y social con muy pocas oportunidades de ascender.
Ayer en El Salvador, me uní a otros líderes de todo el mundo para celebrar la histórica toma de posesión del Presidente electo Funes, y la promesa de la democracia de transformar la vida de la gente. También me uní a más de una docena de ministros de países del hemisferio occidental, para construir sobre el trabajo realizado en Panamá en diciembre pasado y volver a lanzar el programa Caminos para la Prosperidad, una iniciativa que busca ir más allá de la integración comercial. Asimismo, buscar asegurar que los beneficios de los mercados libres y la recuperación y crecimiento económicos alcancen a los más vulnerables y marginados de la sociedad.
Este es un asunto de responsabilidad compartida. Las naciones de las Américas están unidas por la geografía, la historia, la cultura, la política y la economía. Y mientras esos lazos han traído gran prosperidad para algunos --incluyendo a los Estados Unidos--, estamos conscientes que el progreso económico en el hemisferio se empantanará si los pobres se hacen más pobres y la clase media se reduce, o si los grupos históricamente marginados continúan aislados de los mercados nacionales, regionales y continentales. Parafraseando un viejo dicho: cuando la marea suba, debemos asegurarnos de que todos los botes floten.
Cada nación en nuestro hemisferio comparte la responsabilidad de asegurar que este progreso se logre, y de trascender la retórica para llegar a los resultados.
Juntos debemos ofrecer oportunidades de recibir la educación y la preparación que nuestros ciudadanos necesitan para poder competir y controlar sus propios destinos económicos. Esto es una realidad tanto en los Estados Unidos como en todo el continente americano. La enseñanza de idiomas extranjeros es una herramienta particularmente poderosa que abre puertas y une a las personas mucho más allá de fronteras y mercados.
Podemos trabajar juntos para ofrecer acceso al crédito y simplificar reglamentos con el fin de ayudar a los empresarios a lanzar y ampliar pequeñas empresas. Al preparar y apoyar a nuevos líderes empresariales, incluyendo a mujeres y minorías, se impulsará un crecimiento más amplio, y se crearán nuevos empleos.
Podemos crear nuevas formas de asociaciones como no se ha hecho antes para acercar a gobiernos, empresas, instituciones subregionales, comunidades de nuestros ciudadanos en el extranjero, y otros líderes para recurrir a recursos y talentos nunca antes aprovechados.
También podemos invertir en energía limpia que ofrece posibilidades de nuevos empleos y nuevas oportunidades en toda la región, al igual que en Estados Unidos.
Un comercio que sea libre y justo, y esté unido a una mayor inclusión, nos beneficia a todos.
Estados Unidos está comprometido a ser un socio integral y parejo en las Américas. Al mismo tiempo reconocemos que no se puede aplicar la misma solución parta todos los problemas, ya que no corresponde a las realidades de estos tiempos ni al mundo en que vivimos. Reconocemos que no siempre estaremos de acuerdo en todos los temas. Pero diferencias de opinión y perspectiva no justifican dejar de reforzar nuestras asociaciones en áreas de interés común para que podamos construir un futuro de prosperidad y progreso compartidos. Es por eso que debemos de unirnos y trabajar mano a mano.
*Palabras de la Secretaria de Estados de los Estados Unidos de América.

No hay comentarios: