Durante los últimos meses las noticias económicas han girado alrededor de los altos precios del petróleo pero también han surgido en otros temas de interés como la recesión o crisis de la economía más grande del mundo, Estados Unidos. El colocar el calificativo de recesión o crisis no es un simple juego de palabras, sino una estrategia tomada por las autoridades estadounidenses para no enviar mensajes preocupantes a la población y especialmente a los empresarios, todo con el propósito de no incrementar las expectativas negativas que se están formando sobre la evolución de la economía estadounidense, recordemos que en economía juegan mucho las expectativas y existen hasta teorías muy elaboradas al respecto.
El nombre del artículo lo he pensado básicamente para hacer algunos comentarios sobre el problema que actualmente esta pasando la economía Estadounidense a la luz de la experiencia vivida por la economía japonesa durante la década de los 90’s. Como ustedes entenderán, la economía es una ciencia que a través de su método científico puede hacer un análisis de las experiencias pasadas y sobre la base de sus observaciones poder brindar líneas de acción para aminorar o enfrentar problemas económicos actuales y futuros.
El caso japonés.
Japón ha sido por años un país admirado por su pujanza y aprovechamiento de sus fortalezas, lo cual le ha permitido posicionarse como uno de los países y economías más importantes a nivel mundial, sin embargo eso no le ha excluido de las crisis cíclicas de las economías.
A principios de los años noventas Japón experimento un gran problema con el tema de su sector de bienes raíces y su sistema financiero, lo cual se vio reflejado casi de inmediato en el gasto de consumo y en el empleo, lo cual fue superado hasta no hace más de un par de años atras. En aquel momento, la economía japonesa realizó algunas medidas que permitieran recuperarse y reactivarse a la brevedad, sin embargo, las mismas fueron bastante lentas y sin la fuerza o acompañamiento de otras acciones, imposibilitando una reacción más pronta, hizo falta una política monetaria más agresiva, una mayor coordinación al menos temporal entre lo fiscal y lo monetario a fin de estimular la demanda.
Japón no solo permitió que los precios de los bienes mobiliarios continuara creciendo, sino también impidió que su moneda (el yen) se fortaleciera, gravó con un 3 y 5% las ventas, protegió a los bancos en quiebra y por el contrario se facilitaron préstamos a los constructores con el objeto de dinamizar la economía, sin embargo, la fuerte relación entre los bancos y los grupos empresariales permitió que muchos de los fondos entregados fueran hechas más por la buena relación entre ambos más que por análisis financieros adecuados, lo cual al final repercutió en una alta dificultad para recuperar dicho fondos posteriormente.
El caso estadounidense.
Tanto en noticieros locales como extranjeros el temor de una crisis económica en los Estados Unidos a ocupado los principales titulares y no es para menos dado que ello puede afectar a la economía mundial y sobre todo a aquellos países como El Salvador que mantienen una estrecha relación comercial con dicha economía.
Una de las principales alertas que han aparecido ha sido el problema inmobiliario en los Estados Unidos, donde las dificultades para hacer frente a los pagos de los préstamos adquiridos para la adquisición de bienes raíces se hace cada vez más complejo y pone en aprietos al sistema financiero estadounidense. De igual manera el crecimiento de la demanda se ha visto afectado e incluso ya se comienzan a experimentar problemas de desempleo lo cual vendrá a dificultar aun más los pagos a los bancos en concepto de pago de préstamos.
En cuanto a algunas medidas tomadas por las autoridades estadounidenses podemos mencionar la reducción de intereses que ha realizado la Reserva Federal al 3% con lo cual se busca dinamizar la economía pese a enfrentar el riesgo de generar una mayor inflación. De igual manera, se han aprobado más de $168,000 millones como parte de un plan de estímulo, el cual incluye devolución de impuestos sobre vivienda, reducciones temporales e incentivos a la inversión empresarial.
Comentarios finales.
Si bien la crisis económica que experimenta la economía estadounidense cuenta con características muy similares a las que originaron la crisis de Japón en los años 90’s, algunos expertos consideran que la misma no tendrá consecuencias tan largas en el tiempo como fue el caso del país asiático.
Los Estados Unidos ha tomado acciones y medidas más rápidas y puntuales para tratar de reducir los efectos negativos y a la vez reactivar el crecimiento de la economía, lo cual se convierte en una diferencia significativa de cómo fue abordada la crisis por Japón.
Ya sea que la crisis dure más o menos de la experimentada por Japón, lo más importante es ver que la Economía como ciencia continua teniendo un papel fundamental en cuanto a analizar y orientar sobre las acciones y políticas a impulsar con el propósito de reducir los efectos negativos pero sobre todo a potenciar el crecimiento y desarrollo de los países.
Saber enfrentar los problemas económicos no es cuestión de suerte, es un proceso de observación, análisis y sobre todo de ejecución e implementación de acciones consensuadas y oportunas.
El nombre del artículo lo he pensado básicamente para hacer algunos comentarios sobre el problema que actualmente esta pasando la economía Estadounidense a la luz de la experiencia vivida por la economía japonesa durante la década de los 90’s. Como ustedes entenderán, la economía es una ciencia que a través de su método científico puede hacer un análisis de las experiencias pasadas y sobre la base de sus observaciones poder brindar líneas de acción para aminorar o enfrentar problemas económicos actuales y futuros.
El caso japonés.
Japón ha sido por años un país admirado por su pujanza y aprovechamiento de sus fortalezas, lo cual le ha permitido posicionarse como uno de los países y economías más importantes a nivel mundial, sin embargo eso no le ha excluido de las crisis cíclicas de las economías.
A principios de los años noventas Japón experimento un gran problema con el tema de su sector de bienes raíces y su sistema financiero, lo cual se vio reflejado casi de inmediato en el gasto de consumo y en el empleo, lo cual fue superado hasta no hace más de un par de años atras. En aquel momento, la economía japonesa realizó algunas medidas que permitieran recuperarse y reactivarse a la brevedad, sin embargo, las mismas fueron bastante lentas y sin la fuerza o acompañamiento de otras acciones, imposibilitando una reacción más pronta, hizo falta una política monetaria más agresiva, una mayor coordinación al menos temporal entre lo fiscal y lo monetario a fin de estimular la demanda.
Japón no solo permitió que los precios de los bienes mobiliarios continuara creciendo, sino también impidió que su moneda (el yen) se fortaleciera, gravó con un 3 y 5% las ventas, protegió a los bancos en quiebra y por el contrario se facilitaron préstamos a los constructores con el objeto de dinamizar la economía, sin embargo, la fuerte relación entre los bancos y los grupos empresariales permitió que muchos de los fondos entregados fueran hechas más por la buena relación entre ambos más que por análisis financieros adecuados, lo cual al final repercutió en una alta dificultad para recuperar dicho fondos posteriormente.
El caso estadounidense.
Tanto en noticieros locales como extranjeros el temor de una crisis económica en los Estados Unidos a ocupado los principales titulares y no es para menos dado que ello puede afectar a la economía mundial y sobre todo a aquellos países como El Salvador que mantienen una estrecha relación comercial con dicha economía.
Una de las principales alertas que han aparecido ha sido el problema inmobiliario en los Estados Unidos, donde las dificultades para hacer frente a los pagos de los préstamos adquiridos para la adquisición de bienes raíces se hace cada vez más complejo y pone en aprietos al sistema financiero estadounidense. De igual manera el crecimiento de la demanda se ha visto afectado e incluso ya se comienzan a experimentar problemas de desempleo lo cual vendrá a dificultar aun más los pagos a los bancos en concepto de pago de préstamos.
En cuanto a algunas medidas tomadas por las autoridades estadounidenses podemos mencionar la reducción de intereses que ha realizado la Reserva Federal al 3% con lo cual se busca dinamizar la economía pese a enfrentar el riesgo de generar una mayor inflación. De igual manera, se han aprobado más de $168,000 millones como parte de un plan de estímulo, el cual incluye devolución de impuestos sobre vivienda, reducciones temporales e incentivos a la inversión empresarial.
Comentarios finales.
Si bien la crisis económica que experimenta la economía estadounidense cuenta con características muy similares a las que originaron la crisis de Japón en los años 90’s, algunos expertos consideran que la misma no tendrá consecuencias tan largas en el tiempo como fue el caso del país asiático.
Los Estados Unidos ha tomado acciones y medidas más rápidas y puntuales para tratar de reducir los efectos negativos y a la vez reactivar el crecimiento de la economía, lo cual se convierte en una diferencia significativa de cómo fue abordada la crisis por Japón.
Ya sea que la crisis dure más o menos de la experimentada por Japón, lo más importante es ver que la Economía como ciencia continua teniendo un papel fundamental en cuanto a analizar y orientar sobre las acciones y políticas a impulsar con el propósito de reducir los efectos negativos pero sobre todo a potenciar el crecimiento y desarrollo de los países.
Saber enfrentar los problemas económicos no es cuestión de suerte, es un proceso de observación, análisis y sobre todo de ejecución e implementación de acciones consensuadas y oportunas.
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