
Con un juego arrollador o trabajando mucho el partido, con genialidades o utilizando jugadas de estrategia, el Barcelona de Pep Guardiola está demostrando su carácter "camaleónico" en un arrollador inicio de la campaña 2008-2009, donde ha sumado el 84 por ciento de los puntos en juego. Y así fue ante el Real Madrid, donde no llegó el fútbol ante un rival que jugó con una táctica de equipo menor en el Camp Nou, apareció la épica y el papel protagonista de Víctor Valdés y de Sergio Busquets, aunque todas las fotos fueron para Samuel Eto'o y Leo Messi, autores de los goles del triunfo azulgrana.
En el día en el que el barcelonismo reclamaba una goleada para lavar la afrenta del pasillo en el Bernabéu de siete meses antes, el equipo de Guardiola tiró de un repertorio nada clásico para salir adelante. Cerró el Barça un partido en los últimos minutos, pero se sobrepuso a un penalti fallado y a la frustración de no poder, aún sintiéndose muy superior, con un rival que llegó mermado por las bajas y lesiones, dubitativo ante el cambio de técnico y empequeñecido por la táctica empleada.
UN CAMBIO
La victoria ante el Madrid es la demostración de que el Barça de Guardiola nada tiene que ver con los Barças anteriores. Han entendido sus jugadores que más allá de la clase, que se supone a la mayoría de ellos, existen otras cualidades añadidas, como el esfuerzo y la solidaridad en el juego, para ganar los partidos y, siendo así, el equipo tiene muchas más opciones de cerrar los encuentros. Ante el Madrid fue la épica: dos goles en los últimos siete minutos, pero no ha sido la primera vez que recurre a ella en la Liga.
Frente al Betis, en la jornada cuarta, Eidur Gudjohnsen deshizo el 2-2 con un gol en el minuto 84 que le dio la victoria a su equipo; y ante el Espanyol también el Barça decidió apelando a la heroica, después de remontar en los últimos seis minutos (Henry y Messi), un partido que perdía hasta entonces.
Ha resuelto partidos trabados, como el vivido en San Mamés, resuelto con un tanto de Samuel Eto'o, o en el Nuevo Colombino, en el que el Barça recurrió a una jugada de estrategia para abrir el marcador, y también encuentros disputados en terrenos impracticables, como el 1-4 en Málaga.
Sin embargo, la excelencia, el santo-y-seña del equipo de Guardiola, ha sido el registro más recurrente. Se comprobó en las victorias ante el Sporting de Gijón (1-6), Atlético de Madrid (6-1), Almería (5-0), Valladolid (6-0), Sevilla (0-3) o Valencia (4-0), aunque lo que más llama la atención es la solvencia mostrada ante los grandes envites del torneo.
ANTE LOS GRANDES
En la cuesta de partidos ante los equipos más cualificados: la semana próxima juega ante el Villarreal, el Barça ha ganado los tres encuentros: 0-3 en el Sánchez Pizjuán, 4-0 y 2-0 frente a Valencia y Real Madrid, en el Camp Nou; y ha demostrado una solvencia fuera de toda duda: nueve nueve puntos, nueve goles a favor, cero en contra.
El Sevilla, que ayer venció a un rival directo por los puestos de cabeza, el Villarreal, por 1-0, se situó tercero en la Liga, con los mismos puntos que el segundo, Valencia. Naranjeros y andaluces tienen 30 unidades, por 38 del Barcelona, que pase lo que pase cerrará el 2008 como "campeón de Invierno", ya que el próximo fin de semana se disputará la última fecha del año.
Guardiola insiste en que sus jugadores mantengan los pies en el suelo, pero difícilmente conseguirá que los aficionados empiecen a creer que vuelven los días de vino y rosas, después de dos años en blanco para la afición culé.
En el día en el que el barcelonismo reclamaba una goleada para lavar la afrenta del pasillo en el Bernabéu de siete meses antes, el equipo de Guardiola tiró de un repertorio nada clásico para salir adelante. Cerró el Barça un partido en los últimos minutos, pero se sobrepuso a un penalti fallado y a la frustración de no poder, aún sintiéndose muy superior, con un rival que llegó mermado por las bajas y lesiones, dubitativo ante el cambio de técnico y empequeñecido por la táctica empleada.
UN CAMBIO
La victoria ante el Madrid es la demostración de que el Barça de Guardiola nada tiene que ver con los Barças anteriores. Han entendido sus jugadores que más allá de la clase, que se supone a la mayoría de ellos, existen otras cualidades añadidas, como el esfuerzo y la solidaridad en el juego, para ganar los partidos y, siendo así, el equipo tiene muchas más opciones de cerrar los encuentros. Ante el Madrid fue la épica: dos goles en los últimos siete minutos, pero no ha sido la primera vez que recurre a ella en la Liga.
Frente al Betis, en la jornada cuarta, Eidur Gudjohnsen deshizo el 2-2 con un gol en el minuto 84 que le dio la victoria a su equipo; y ante el Espanyol también el Barça decidió apelando a la heroica, después de remontar en los últimos seis minutos (Henry y Messi), un partido que perdía hasta entonces.
Ha resuelto partidos trabados, como el vivido en San Mamés, resuelto con un tanto de Samuel Eto'o, o en el Nuevo Colombino, en el que el Barça recurrió a una jugada de estrategia para abrir el marcador, y también encuentros disputados en terrenos impracticables, como el 1-4 en Málaga.
Sin embargo, la excelencia, el santo-y-seña del equipo de Guardiola, ha sido el registro más recurrente. Se comprobó en las victorias ante el Sporting de Gijón (1-6), Atlético de Madrid (6-1), Almería (5-0), Valladolid (6-0), Sevilla (0-3) o Valencia (4-0), aunque lo que más llama la atención es la solvencia mostrada ante los grandes envites del torneo.
ANTE LOS GRANDES
En la cuesta de partidos ante los equipos más cualificados: la semana próxima juega ante el Villarreal, el Barça ha ganado los tres encuentros: 0-3 en el Sánchez Pizjuán, 4-0 y 2-0 frente a Valencia y Real Madrid, en el Camp Nou; y ha demostrado una solvencia fuera de toda duda: nueve nueve puntos, nueve goles a favor, cero en contra.
El Sevilla, que ayer venció a un rival directo por los puestos de cabeza, el Villarreal, por 1-0, se situó tercero en la Liga, con los mismos puntos que el segundo, Valencia. Naranjeros y andaluces tienen 30 unidades, por 38 del Barcelona, que pase lo que pase cerrará el 2008 como "campeón de Invierno", ya que el próximo fin de semana se disputará la última fecha del año.
Guardiola insiste en que sus jugadores mantengan los pies en el suelo, pero difícilmente conseguirá que los aficionados empiecen a creer que vuelven los días de vino y rosas, después de dos años en blanco para la afición culé.
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