El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó ayer una línea de crédito flexible (LCF) de $10,500 millones por un año para Colombia con el objetivo de ayudar al país suramericano a afrontar la crisis económica.
El primer subdirector gerente y presidente interino del Directorio Ejecutivo, John Lipsky, recordó en un comunicado que el gobierno de Álvaro Uribe había solicitado el crédito como medida de “precaución” ante la crisis, lo cual no significa que el país latinoamericano vaya a hacer uso necesariamente del dinero a menos que la situación económica nacional empeore en los próximos meses, agregó.
En este sentido, Lipsky consideró que su concesión “jugará un papel importante en la reactivación de la confianza en la política y estrategia de las autoridades (colombianas) en momentos de creciente incertidumbre global”. De este modo Colombia se convierte en el tercer país, y el segundo latinoamericano, tras Polonia y México, que obtuvo unos $47,000 millones en abril, en recibir una LCF, una medida lanzada en marzo de este año para ayudar a países con sólidas políticas fiscales.
Este tipo de crédito no está ligado a las a menudo estrictas condiciones del FMI sobre las políticas fiscales locales, que tan impopular ha hecho a la institución económica en muchos países en vías de desarrollo. Desde que comenzó la crisis económica mundial, el FMI ha visto cómo se reforzaba drásticamente su papel como prestamista.
El primer subdirector gerente y presidente interino del Directorio Ejecutivo, John Lipsky, recordó en un comunicado que el gobierno de Álvaro Uribe había solicitado el crédito como medida de “precaución” ante la crisis, lo cual no significa que el país latinoamericano vaya a hacer uso necesariamente del dinero a menos que la situación económica nacional empeore en los próximos meses, agregó.
En este sentido, Lipsky consideró que su concesión “jugará un papel importante en la reactivación de la confianza en la política y estrategia de las autoridades (colombianas) en momentos de creciente incertidumbre global”. De este modo Colombia se convierte en el tercer país, y el segundo latinoamericano, tras Polonia y México, que obtuvo unos $47,000 millones en abril, en recibir una LCF, una medida lanzada en marzo de este año para ayudar a países con sólidas políticas fiscales.
Este tipo de crédito no está ligado a las a menudo estrictas condiciones del FMI sobre las políticas fiscales locales, que tan impopular ha hecho a la institución económica en muchos países en vías de desarrollo. Desde que comenzó la crisis económica mundial, el FMI ha visto cómo se reforzaba drásticamente su papel como prestamista.
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