El Salvador no ha sido un destino prioritario para las agendas de los miles y miles de personas que programan sus vacaciones anualmente y en gran medida dicha situación ha obedecido a varias razones, algunas obvias y otras más discretas, pero que al final han imposibilitado un flujo de turistas lo suficientemente adecuado como para pensar que el sector turismo podía ser una fuente de desarrollo o motor del crecimiento de nuestro país, pero todo ello fue parte de una historia que hoy en día esta siendo o al menos tratando de ser superado.
Cuando en los años ochenta se escuchaba algo sobre El Salvador a nivel internacional, obviamente no era por que nuestro país se había clasificado al mundial de futbol que se desarrolló en España en 1982, sino más bien por las muertes y situaciones propias de la guerra que vivió nuestro querido El Salvador durante más de una década. Otro elemento negativo es que no muchas aerolíneas internacionales viajaban a nuestro país y por supuesto no figurábamos en las principales revistas de viajes.
Ante esta situación un poco complicada, muchos empresarios o personas emprendedoras se tomaron el tiempo y sobre todo el riesgo de invertir en un sector que para ser honestos no tenía un rumbo claro, pero que se “intuía” en algún momento podrían ser descubiertas las enormes potencialidades que El Salvador ofrece. Durante algunos años se utilizaron algunas campañas para atraer turistas al país y uno de los slogan que al menos he escuchado en más de alguna vez es el de “El Salvador, el país de la sonrisa”…lo cual trató de reflejar la alegría y amabilidad que nuestro país ha ofrecido a los extranjeros que nos visitan.
Con forme pasaron los años, la situación de guerra fue superada pero aún así el sector turístico continúo en espera pues las prioridades se centraron en reconstruir lo construido, curar las heridas y sobre todo establecer las bases para enrumbar la economía y el desarrollo del país. Los años noventa no puede decirse que fueron mejores que los de la década anterior, pero se comenzó a redescubrir internamente al país, donde bellezas que por obvias razones no podían ser visitados fueron ganando espacio luego de estar “en reposo” y repoblarse con vegetación y fauna criolla.
A inicios del año 2000 se trazó una línea que al final vino a impulsar nuevas ideas de desarrollo, en donde la necesidad de identificar nuevas estrategias de desarrollo se convirtieron en una opción, para ello se dio una rápida mirada a lo que estaban realizando otros países de la región y se descubrió que tanto Guatemala como el mismo Costa Rica no son tan diferentes de nosotros en cuanto a bellezas naturales, el único problema era que ellos nos llevaban años de desarrollo lo cual se convirtió más que en un reto en una inspiración para poder aprovechar nuestras ventajas.
Algunos de los elementos a favor de El Salvador, son:
Cercanía de los destinos. Cuantos de nosotros no hemos recorrido El Salvador en menos de una o dos horas para trasladarnos de la ciudad al campo, a la playa, a la montaña o a un volcán. Como podemos aprovechar eso? Vendiendo paquetes más completos que incluyan muchos
destinos en un mismo tour.
Belleza histórica. No son muchos los países que cuentan este tipo de elementos por lo que el ofrecer cultura, infraestructura prehispánica, etc. posicionan a nuestro país en el contexto internacional.
Playa, aventura, deportes extremos. La variedad de actividades que pueden desarrollarse contribuyen a atraer a más de un sector de los turistas que viajan buscando nuevas experiencias y si se pueden ofrecer opciones tan diversas y complementarias entre sí, contribuyen a hacer atractivo a los países que lo ofrecen.
Quiero dejar hasta aquí algunos de los muchos elementos que podrían ser señalados como ventajas de El Salvador en materia de turismo pues no es ese mi interés sino más bien señalar el cambio silencioso que el turismo ha venido generando en el país en donde para el año 2006 generó ingresos superiores a los $600 millones de dólares, el 2007 fueron $800 millones y se espera que para el 2008 se alcance o supere la cifra de los $1,000 millones en concepto de turismo, una cifra nada despreciable.
Cuando en los años ochenta se escuchaba algo sobre El Salvador a nivel internacional, obviamente no era por que nuestro país se había clasificado al mundial de futbol que se desarrolló en España en 1982, sino más bien por las muertes y situaciones propias de la guerra que vivió nuestro querido El Salvador durante más de una década. Otro elemento negativo es que no muchas aerolíneas internacionales viajaban a nuestro país y por supuesto no figurábamos en las principales revistas de viajes.
Ante esta situación un poco complicada, muchos empresarios o personas emprendedoras se tomaron el tiempo y sobre todo el riesgo de invertir en un sector que para ser honestos no tenía un rumbo claro, pero que se “intuía” en algún momento podrían ser descubiertas las enormes potencialidades que El Salvador ofrece. Durante algunos años se utilizaron algunas campañas para atraer turistas al país y uno de los slogan que al menos he escuchado en más de alguna vez es el de “El Salvador, el país de la sonrisa”…lo cual trató de reflejar la alegría y amabilidad que nuestro país ha ofrecido a los extranjeros que nos visitan.
Con forme pasaron los años, la situación de guerra fue superada pero aún así el sector turístico continúo en espera pues las prioridades se centraron en reconstruir lo construido, curar las heridas y sobre todo establecer las bases para enrumbar la economía y el desarrollo del país. Los años noventa no puede decirse que fueron mejores que los de la década anterior, pero se comenzó a redescubrir internamente al país, donde bellezas que por obvias razones no podían ser visitados fueron ganando espacio luego de estar “en reposo” y repoblarse con vegetación y fauna criolla.A inicios del año 2000 se trazó una línea que al final vino a impulsar nuevas ideas de desarrollo, en donde la necesidad de identificar nuevas estrategias de desarrollo se convirtieron en una opción, para ello se dio una rápida mirada a lo que estaban realizando otros países de la región y se descubrió que tanto Guatemala como el mismo Costa Rica no son tan diferentes de nosotros en cuanto a bellezas naturales, el único problema era que ellos nos llevaban años de desarrollo lo cual se convirtió más que en un reto en una inspiración para poder aprovechar nuestras ventajas.
Algunos de los elementos a favor de El Salvador, son:
Cercanía de los destinos. Cuantos de nosotros no hemos recorrido El Salvador en menos de una o dos horas para trasladarnos de la ciudad al campo, a la playa, a la montaña o a un volcán. Como podemos aprovechar eso? Vendiendo paquetes más completos que incluyan muchos
destinos en un mismo tour.Belleza histórica. No son muchos los países que cuentan este tipo de elementos por lo que el ofrecer cultura, infraestructura prehispánica, etc. posicionan a nuestro país en el contexto internacional.
Playa, aventura, deportes extremos. La variedad de actividades que pueden desarrollarse contribuyen a atraer a más de un sector de los turistas que viajan buscando nuevas experiencias y si se pueden ofrecer opciones tan diversas y complementarias entre sí, contribuyen a hacer atractivo a los países que lo ofrecen.
Quiero dejar hasta aquí algunos de los muchos elementos que podrían ser señalados como ventajas de El Salvador en materia de turismo pues no es ese mi interés sino más bien señalar el cambio silencioso que el turismo ha venido generando en el país en donde para el año 2006 generó ingresos superiores a los $600 millones de dólares, el 2007 fueron $800 millones y se espera que para el 2008 se alcance o supere la cifra de los $1,000 millones en concepto de turismo, una cifra nada despreciable.
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