Los cambios en el clima están obligando a muchas empresas a preocuparse por algunos elementos que en el pasado no fueron muy relevantes como por ejemplo, ¿Sabe cuál es la "huella de carbono" de su empresa? ¿Cuál es el volumen de gases de efecto invernadero que generan sus calderas o su flota de automóviles?¿Podría explicar cómo contabiliza las emisiones generadas por los viajes de sus ejecutivos, o por la cadena de suministro que culmina cuando llegan insumos a su planta? Si no lo sabe, averígüelo, porque es posible que pronto se lo pregunten sus compradores internacionales. Estas son las preguntas con que inicia un reportaje que estuve leyendo recientemente y que hoy quiero compartir con ustedes aunque les adelanto que es un poco largo pero creo que vale la pena tomarse unos minutos para reflexionar sobre la necesidad de generar un cambio a favor del clima del planeta.
La gran mayoría de los gerentes de empresas latinomericanas no solamente desconocen las respuestas, sino que jamás se han formulado estas preguntas e ignoran por qué podrían ser importantes. Estas preguntas son parte del cuestionario anual del Carbon Disclosure Project (CDP), una iniciativa impulsada por 315 grandes inversionistas institucionales en el mundo, que se han impuesto la tarea de movilizar a las empresas privadas para solucionar el problema del cambio climático. Estos inversionistas institucionales incluyen a grandes fondos de inversión y aseguradoras, interesados en la sostenibilidad de largo plazo de sus portafolios de activos.
En el año 2007, el proyecto obtuvo información detallada sobre la huella de carbono de 1,300 de las mayores empresas del mundo, en cuatro continentes, y el número de empresas en la muestra crece cada año. No solamente las mayores empresas están sujetas a escrutinio, sino que también lo están las firmas de menor tamaño que hacen parte de sus cadenas de proveedores. A partir de 2007, el cuestionario se aplica a lo largo de las cadenas de abastecimiento. Dell, el fabricante de computadores, logró un 100% de respuestas de parte de sus proveedores, utilizando un incentivo directo: quienes no aceptan participar, pierden puntos en su evaluación trimestral de desempeño como socios de negocios.
El avance del CDP demuestra la nueva actitud en las mayores corporaciones del mundo hacia el problema del cambio climático, después de años de mantener una actitud indiferente, o incluso abiertamente hostil. Hoy, no solamente aceptan que este es quizás el más grande reto que enfrenta la humanidad en el Siglo XXI, sino que ven ahí uno de los mayores frentes de oportunidad para los negocios. La exigencia de los consumidores a las empresas para que aporten soluciones implicará transformaciones radicales en un amplio rango de industrias y servicios, desde la energía hasta los automóviles y desde la construcción hasta la hotelería y la salud. La capacidad para responder al reto redefinirá el mapa de la competencia global en numerosos sectores.
El avance del CDP demuestra la nueva actitud en las mayores corporaciones del mundo hacia el problema del cambio climático, después de años de mantener una actitud indiferente, o incluso abiertamente hostil. Hoy, no solamente aceptan que este es quizás el más grande reto que enfrenta la humanidad en el Siglo XXI, sino que ven ahí uno de los mayores frentes de oportunidad para los negocios. La exigencia de los consumidores a las empresas para que aporten soluciones implicará transformaciones radicales en un amplio rango de industrias y servicios, desde la energía hasta los automóviles y desde la construcción hasta la hotelería y la salud. La capacidad para responder al reto redefinirá el mapa de la competencia global en numerosos sectores.
En el Siglo XXI, ni los inversionistas ni los consumidores desean tener tratos con empresas que se mantengan al margen del problema. Más allá de las exigencias de la regulación y de los tratados internacionales, los consumidores y los inversionistas son quienes están imprimiendo una nueva dinámica.
La respuesta implica cambios de fondo en las estrategias. El banco HSBC, por ejemplo, se ha propuesto la meta de ser una entidad "carbono-neutral", compensando las emisiones de las que es responsable a través de inversiones en energías alternativas que reducen el balance global de CO2. British Petroleum afirma hoy que la sigla BP significa beyond petroleum ("más allá del petróleo") y propone esta frase como la síntesis de la promesa de valor de su marca. Carlos Goshn, presidente de Nissan, se ha comprometido con el desarrollo de un automóvil eléctrico cero-emisiones que aparecerá en 2010 en el mercado de Estados Unidos y en 2012 en el resto del mundo. El prototipo ya ha sido probado en circuitos en Estados Unidos y Europa. Estas empresas han entendido que es mejor buscar adelantarse a lo inevitable y jugar de líder, en vez de esperar a que los hechos externos determinen el futuro.
La respuesta implica cambios de fondo en las estrategias. El banco HSBC, por ejemplo, se ha propuesto la meta de ser una entidad "carbono-neutral", compensando las emisiones de las que es responsable a través de inversiones en energías alternativas que reducen el balance global de CO2. British Petroleum afirma hoy que la sigla BP significa beyond petroleum ("más allá del petróleo") y propone esta frase como la síntesis de la promesa de valor de su marca. Carlos Goshn, presidente de Nissan, se ha comprometido con el desarrollo de un automóvil eléctrico cero-emisiones que aparecerá en 2010 en el mercado de Estados Unidos y en 2012 en el resto del mundo. El prototipo ya ha sido probado en circuitos en Estados Unidos y Europa. Estas empresas han entendido que es mejor buscar adelantarse a lo inevitable y jugar de líder, en vez de esperar a que los hechos externos determinen el futuro.
Hasta ahora, el cambio climático ha tenido una prioridad baja en América Latina, pues la mayoría de países aparece con niveles de emisiones reducidas en las comparaciones internacionales. Sin embargo, esta postura es equivocada, pues nuestros países tienen mucho que perder con el calentamiento global. Los riesgos que implican sobre la biodiversidad y sobre sus fuentes de agua, entre muchos otros temas. Sin embargo, también podrían estar entre los países que tienen más para ganar. Esta conclusión se hizo evidente en el foro Cambio Climático: Retos y Oportunidades, organizado por el Banco Mundial y el Ministerio del Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial de Colombia, en junio de 2007.
El mundo se ha convencido
La prioridad del cambio climático dentro de la agenda global ha cambiado dramáticamente en los últimos años. El libro Una verdad inconveniente, de Al Gore, y la película que se filmó con base en este, convirtieron el tema en un auténtico fenómeno de masas en el año 2006. Por otra parte, han aparecido varios reportes técnicos, incluyendo el informe del IPCC y el Stern Review, ambos del año 2007, que han suministrado una visión comprensiva del tema en sus aspectos científicos y económicos. Finalmente, catástrofes naturales como el huracán Katrina han contribuido a reforzar la importancia del cambio climático en la discusión pública.
El mundo se ha convencido
La prioridad del cambio climático dentro de la agenda global ha cambiado dramáticamente en los últimos años. El libro Una verdad inconveniente, de Al Gore, y la película que se filmó con base en este, convirtieron el tema en un auténtico fenómeno de masas en el año 2006. Por otra parte, han aparecido varios reportes técnicos, incluyendo el informe del IPCC y el Stern Review, ambos del año 2007, que han suministrado una visión comprensiva del tema en sus aspectos científicos y económicos. Finalmente, catástrofes naturales como el huracán Katrina han contribuido a reforzar la importancia del cambio climático en la discusión pública.
Desde el punto de vista técnico y científico, el tema viene de tiempo atrás. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), la máxima autoridad en la materia, cumplió 20 años de existencia. De hecho, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2007 como reconocimiento a su trabajo de largo plazo. Sin embargo, solo recientemente se ha gestado un consenso real respecto a la magnitud del cambio climático, a su devastador potencial y a la idea de que es causado por la actividad humana.
En América Latina, los aumentos de temperatura y las disminuciones de la humedad del suelo llevarían a una sustitución gradual de bosques tropicales por sabanas y tierras áridas en el este de la Amazonia. Habría pérdidas de diversidad biológica importantes y extinción de especies. La productividad de algunos cultivos importantes disminuiría, generando un aumento en el número de personas amenazadas por el hambre. Los cambios en las pautas de precipitación y la desaparición de los glaciares afectarían la disponibilidad de agua para consumo humano, agrícola e hidroeléctrico.
En América Latina, los aumentos de temperatura y las disminuciones de la humedad del suelo llevarían a una sustitución gradual de bosques tropicales por sabanas y tierras áridas en el este de la Amazonia. Habría pérdidas de diversidad biológica importantes y extinción de especies. La productividad de algunos cultivos importantes disminuiría, generando un aumento en el número de personas amenazadas por el hambre. Los cambios en las pautas de precipitación y la desaparición de los glaciares afectarían la disponibilidad de agua para consumo humano, agrícola e hidroeléctrico.
El impacto en los negocios
Este gigantesco problema representa también una fuente de amplias oportunidades de transformación para las empresas. El Stern Review señala que para el año 2050 se podrían abrir mercados de productos energéticos bajos en carbono cuyo valor podría llegar a US$500.000 millones. Lo cierto es que el cambio en la discusión científica y la mayor información disponible ya han alterado la dinámica de los mercados, tanto por el lado de los consumidores, como por el lado de la oferta de las empresas.
Este gigantesco problema representa también una fuente de amplias oportunidades de transformación para las empresas. El Stern Review señala que para el año 2050 se podrían abrir mercados de productos energéticos bajos en carbono cuyo valor podría llegar a US$500.000 millones. Lo cierto es que el cambio en la discusión científica y la mayor información disponible ya han alterado la dinámica de los mercados, tanto por el lado de los consumidores, como por el lado de la oferta de las empresas.
Para los consumidores, la contribución que los productos hacen a las emisiones de gases se está convirtiendo en un factor muy importante a la hora de tomar una decisión de compra. En Europa, por ejemplo, los anuncios de automóviles informan sobre las emisiones de CO2 y los compradores exigen desempeños mínimos en este aspecto. En el mundo entero, el consumidor está cambiando velozmente y demanda que las marcas demuestren reducciones en sus huellas de carbono. De hecho, se prevé que en el curso de pocos años será necesario contar con un sello que certifique el cumplimiento de rigurosos estándares sobre huella de carbono para poder vender en Europa.
Un estudio realizado recientemente por Havas en Estados Unidos, el Reino Unido, España, Alemania, Francia, México, Brasil, China e India mostró que los consumidores son altamente sensibles al tema del cambio climático y descargan en las empresas la responsabilidad de tomar la iniciativa para llegar a una solución, con un claro impacto sobre las marcas a partir de esta percepción. El 79% de los encuestados afirmó estar dispuesto a pagar un sobreprecio por productos de aquellas marcas que están haciendo algo respecto al cambio climático.
Resulta llamativo en el estudio que la sensibilidad de los consumidores es mayor en los países en desarrollo, como Brasil, China e India, que en los países desarrollados. Estas respuestas reflejan probablemente la mayor proximidad que los ciudadanos de los países en desarrollo tienen con temas como la contaminación ambiental en las ciudades y los riesgos de pérdida de biodiversidad.
Desde el punto de vista de la oferta de las empresas, cada vez existe mayor conciencia de las oportunidades que existen en el desarrollo de productos y soluciones relacionados con el cambio climático. En los distintos países que participan en el Carbon Disclosure Project, entre 77% y 100% de las empresas afirman que han identificado oportunidades de negocios relacionadas con el cambio climático. En la encuesta realizada a participantes en cadenas de suministro, las principales oportunidades de negocios fueron identificadas alrededor de soluciones que permitan la reducción de costos de energía, el desarrollo de productos que utilicen la energía en forma más eficiente, la creación de nuevos productos ambientalmente amigables y, finalmente, el comercio de certificados de reducción de emisiones.
En Estados Unidos abundan los ejemplos de empresas nuevas e innovadoras que se han enfocado hacia la producción de soluciones para el tema del cambio climático. El dinamismo sin precedentes de las "acciones verdes" se ha dado principalmente en el mercado de las fuentes de energía renovable (solar, eólica y biocombustibles). Empresas como SunPower, fabricante de celdas y paneles solares, o First Solar, la principal compañía de Estados Unidos en el mercado de la energía solar, han visto cómo el precio de sus acciones se ha multiplicado. Las empresas que producen materiales y elementos que pueden ser empleados en soluciones, también pasan por una bonanza. El límite está en la imaginación. Xantrex Technology convierte la energía DC producida por los paneles solares, en energía AC. Metalico se dedica al reciclaje de cobre, aluminio y otros metales. Fuel Tech produce un spray químico que absorbe el óxido nítrico que expulsan las plantas de generación de energía. American Superconductor vende convertidores y superconductores a las compañías de energía.
Un estudio realizado recientemente por Havas en Estados Unidos, el Reino Unido, España, Alemania, Francia, México, Brasil, China e India mostró que los consumidores son altamente sensibles al tema del cambio climático y descargan en las empresas la responsabilidad de tomar la iniciativa para llegar a una solución, con un claro impacto sobre las marcas a partir de esta percepción. El 79% de los encuestados afirmó estar dispuesto a pagar un sobreprecio por productos de aquellas marcas que están haciendo algo respecto al cambio climático.
Resulta llamativo en el estudio que la sensibilidad de los consumidores es mayor en los países en desarrollo, como Brasil, China e India, que en los países desarrollados. Estas respuestas reflejan probablemente la mayor proximidad que los ciudadanos de los países en desarrollo tienen con temas como la contaminación ambiental en las ciudades y los riesgos de pérdida de biodiversidad.
Desde el punto de vista de la oferta de las empresas, cada vez existe mayor conciencia de las oportunidades que existen en el desarrollo de productos y soluciones relacionados con el cambio climático. En los distintos países que participan en el Carbon Disclosure Project, entre 77% y 100% de las empresas afirman que han identificado oportunidades de negocios relacionadas con el cambio climático. En la encuesta realizada a participantes en cadenas de suministro, las principales oportunidades de negocios fueron identificadas alrededor de soluciones que permitan la reducción de costos de energía, el desarrollo de productos que utilicen la energía en forma más eficiente, la creación de nuevos productos ambientalmente amigables y, finalmente, el comercio de certificados de reducción de emisiones.
En Estados Unidos abundan los ejemplos de empresas nuevas e innovadoras que se han enfocado hacia la producción de soluciones para el tema del cambio climático. El dinamismo sin precedentes de las "acciones verdes" se ha dado principalmente en el mercado de las fuentes de energía renovable (solar, eólica y biocombustibles). Empresas como SunPower, fabricante de celdas y paneles solares, o First Solar, la principal compañía de Estados Unidos en el mercado de la energía solar, han visto cómo el precio de sus acciones se ha multiplicado. Las empresas que producen materiales y elementos que pueden ser empleados en soluciones, también pasan por una bonanza. El límite está en la imaginación. Xantrex Technology convierte la energía DC producida por los paneles solares, en energía AC. Metalico se dedica al reciclaje de cobre, aluminio y otros metales. Fuel Tech produce un spray químico que absorbe el óxido nítrico que expulsan las plantas de generación de energía. American Superconductor vende convertidores y superconductores a las compañías de energía.
A vender certificados
En América Latina, el principal foco de negocios relacionados con el cambio climático ha sido hasta ahora la venta de certificados de reducción de emisiones. Los certificados se transan en la actualidad a cerca de US$28 por tonelada. Según cifras de Naciones Unidas, hoy en el mundo hay más de 1.100 proyectos que están reduciendo cerca de 220 millones de toneladas de CO2 al año. Brasil, Chile, México y Argentina han tomado la delantera en la región, mientras que Colombia apenas cuenta con diez proyectos aprobados, que representan algo más de 950.000 toneladas de reducción de emisiones.
El bajo desarrollo del uso de certificados en América se explica en parte por el desconocimiento del mercado. Los proyectos iniciales transaron sus certificados a precios bajos, cercanos a US$5 oUS$6 por tonelada, con ventas a largo plazo a intermediarios. Por otra parte, hubo exagerados trámites, tanto en los países como en Naciones Unidas. Finalmente, la percepción de riesgo en los inversionistas extranjeros ha sido un obstáculo. Estos factores han cambiado y ahora las expectativas son diferentes. El portafolio de proyectos se ha transformado. Se ha puesto empeño en divulgar el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) en distintos sectores, antes existía una fuerte concentración en el sector energético y ahora se trabaja en sectores como servicios públicos, rellenos sanitarios y plantas residuales.
En América Latina, el principal foco de negocios relacionados con el cambio climático ha sido hasta ahora la venta de certificados de reducción de emisiones. Los certificados se transan en la actualidad a cerca de US$28 por tonelada. Según cifras de Naciones Unidas, hoy en el mundo hay más de 1.100 proyectos que están reduciendo cerca de 220 millones de toneladas de CO2 al año. Brasil, Chile, México y Argentina han tomado la delantera en la región, mientras que Colombia apenas cuenta con diez proyectos aprobados, que representan algo más de 950.000 toneladas de reducción de emisiones.
El bajo desarrollo del uso de certificados en América se explica en parte por el desconocimiento del mercado. Los proyectos iniciales transaron sus certificados a precios bajos, cercanos a US$5 oUS$6 por tonelada, con ventas a largo plazo a intermediarios. Por otra parte, hubo exagerados trámites, tanto en los países como en Naciones Unidas. Finalmente, la percepción de riesgo en los inversionistas extranjeros ha sido un obstáculo. Estos factores han cambiado y ahora las expectativas son diferentes. El portafolio de proyectos se ha transformado. Se ha puesto empeño en divulgar el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) en distintos sectores, antes existía una fuerte concentración en el sector energético y ahora se trabaja en sectores como servicios públicos, rellenos sanitarios y plantas residuales.
Se debe hacer más
América Latina no se puede quedar en el tema de los certificados de reducción de emisiones, pues ellos apenas representan una solución parcial al problema del calentamiento. Se debe tomar una iniciativa mucho más audaz, que una las energías de los sectores público y privado, para movilizar un cambio profundo en nuestra cultura empresarial respecto al cambio climático. Nuestras empresas tienen que seguir el ejemplo que están marcando las grandes corporaciones del mundo y pasar a ver este asunto como una oportunidad histórica para jugar en el grupo de los líderes del futuro. No es una alternativa esperar a que otros hagan y resignarnos a seguir perdiendo competitividad, para al final vernos obligados a hacer el trabajo de todas formas, bajo la presión de consumidores e inversionistas internacionales.
Siguiendo las indicaciones de los conocedores de estos temas, se requiere una combinación de regulación, información y financiación para enfrentar el problema. La regulación debe generar incentivos claros para la reducción de emisiones a través de un proceso administrativo sencillo que las empresas puedan cumplir. La información es indispensable para que las partes interesadas en el proceso (especialmente los consumidores y los inversionistas) puedan seguir de cerca el progreso de las empresas en este campo. La financiación es indispensable para poder emprender los proyectos y las iniciativas innovadoras que se requieren para dar una dinámica real al proceso.
América Latina no se puede quedar en el tema de los certificados de reducción de emisiones, pues ellos apenas representan una solución parcial al problema del calentamiento. Se debe tomar una iniciativa mucho más audaz, que una las energías de los sectores público y privado, para movilizar un cambio profundo en nuestra cultura empresarial respecto al cambio climático. Nuestras empresas tienen que seguir el ejemplo que están marcando las grandes corporaciones del mundo y pasar a ver este asunto como una oportunidad histórica para jugar en el grupo de los líderes del futuro. No es una alternativa esperar a que otros hagan y resignarnos a seguir perdiendo competitividad, para al final vernos obligados a hacer el trabajo de todas formas, bajo la presión de consumidores e inversionistas internacionales.
Siguiendo las indicaciones de los conocedores de estos temas, se requiere una combinación de regulación, información y financiación para enfrentar el problema. La regulación debe generar incentivos claros para la reducción de emisiones a través de un proceso administrativo sencillo que las empresas puedan cumplir. La información es indispensable para que las partes interesadas en el proceso (especialmente los consumidores y los inversionistas) puedan seguir de cerca el progreso de las empresas en este campo. La financiación es indispensable para poder emprender los proyectos y las iniciativas innovadoras que se requieren para dar una dinámica real al proceso.
El tiempo apremia. Las empresas latinoamericanas tienen la capacidad para aprovechar esta oportunidad para multiplicar su competitividad internacional. Sin embargo, no es un proyecto en el cual se pueda avanzar a partir de trabajos individuales. Se requiere unificar esfuerzos y llegar a una iniciativa colectiva para salir adelante.
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